El intento de la vacunación ha acompañado a la humanidad a lo largo de su historia, quien ha intentado encontrar protección real contra las enfermedades infecciosas que afectan pueblos enteros.
Antecedentes
Los datos más antiguos que se conocen sobre la historia de la vacunación datan del siglo VII, cuando budistas indios ingerían veneno de serpiente con el fin de ser inmune a sus efectos.
A mediados del siglo XVIII, el médico inglés Francis Home, realizó algunos intentos de inmunización contra el sarampión.
El Padre de la Vacunación
El inglés Eduardo Jenner, fue quien marcó una nueva etapa en la historia de la inmunización, conociéndosele mundialmente como el padre de la vacunación.
En 1768, siendo aún estudiante de medicina, Jenner oyó que una campesina del condado de Berkeley en Escocia, planteaba que ella no podía padecer la enfermedad pues ya había sido afectada por la viruela del ganado vacuno.
Después de graduado, dedicó muchos años de investigación al estudio de la vacunación, y el 14 de mayo de 1796 inoculó al niño James Phipps la linfa de una pústula de viruela obtenida de la ordeñadora Sara Nelmes que había contraído la enfermedad. Posteriormente para comprobar la eficacia de la vacunación inoculó al mismo niño con virus de viruela humana y nunca enfermó.
Sus resultados los publica en 1798 en Variolae Vaccinae,
y en menos de 10 años esta vacunación se había extendido al mundo entero.
Avances posteriores
A finales del siglo XIX se habían realizado importantes investigaciones en el campo de la microbiología y la inmunología, y un ejemplo de ello lo constituyen los descubrimientos del químico y biólogo francés Louis Pasteur.
Al descubrir en 1885 la vacuna antirrábica humana, siendo el niño Joseph Meister el primer ser humano protegido contra la rabia.
En 1887, Beumer y Peiper comienzan
a realizar las primeras pruebas experimentales de una vacuna contra la fiebre
tifoidea, y un año después Chantemasse y Vidal llevan a cabo estudios con igual
vacuna, pero con la diferencia de que estaba compuesta de bacilos muertos y no
vivos como la anterior. No es hasta 1896 cuando Fraenkel, Beumer, Peiper y
Wrigth comienzan la primera vacunación antitifoídica con fines profilácticos.
En el propio siglo XIX, en 1892 Haffkine, bacteriólogo ruso nacido en Odessa,
preparó la primera vacuna contra la peste.
Durante los primeros años de la
preparación y uso de las vacunas, su elaboración y control fue un proceso
totalmente artesanal. No existían métodos estandarizados para comprobar la
pureza de las semillas bacterianas utilizadas, por ello, no siempre se hacían
pruebas estrictas de esterilidad y con menos frecuencia se realizaban pruebas
de potencia en animales. Esta falta de precaución causó accidentes, así por
ejemplo en 1902 una de las vacunas contra la peste bubónica, preparada por el
también ruso Waldemar Mondecar Wolff, se contaminó con Clostridium tetani
provocando la muerte por tétanos a 19 personas en la población de Mulkwai en la
India.
Otro de los avances de la vacunación fue el descubrimiento de la vacuna en 1922 contra la tuberculosis (BCG) que debe su nombre a sus descubridores Albert Calmette y Camile Guerin.
Con este tipo de vacuna, ocurrió una de las mayores catástrofes en la historia
de la seguridad vacunal pues en el año 1930, en la ciudad alemana de Lubeck se
produjo la muerte de 75 lactantes después de ser vacunados con BCG, la cual
contenía una cepa de Micobacterium tuberculosis.
En el año 1923, el veterinario francés, Gaston Ramón desarrolla la inmunización activa contra la difteria,
Unos años más tarde, en 1932 Sawver, Kitchen y Lloyds descubren la vacuna contra la fiebre amarilla y en 1937 Salk, produce la primera vacuna antigripal inactivada.
Posteriormente, en 1954 descubre la vacuna antipoliomielítica inactivada, y en 1955 se produce con esta vacuna otro de los grandes accidentes que recoge la historia en los Laboratorios Catter en los Estados Unidos, pues no estaba lo suficientemente inactivada y provocó 169 casos de poliomielitis entre los inmunizados, 23 casos en contactos de los vacunados y 5 defunciones.
Ya en la década de los 60 (1966)
Hilleman y sus colaboradores obtienen la vacuna antiparotidítica de virus vivos
atenuados, y al año siguiente Auslien descubre la del Neumococo. En 1968
Gotschlich crea la vacuna antimeningocóccica C y en 1971 la antimeningocóccica
A.
En 1970 David Smith, había
desarrollado la vacuna contra el Haemophilus influenzae y pasados 3 años
Takahasi descubre la vacuna contra la varicela. En 1976 Maupas y Hilleman
elaboran la vacuna contra la hepatitis B.
Uno de los grandes logros en la
historia de la medicina cubana lo fue sin dudas el descubrimiento en el año
1987 de la vacuna contra el meningococo B por la doctora Concepción de la Campa.
La introducción de la inmunización ha permitido beneficios incuestionables. Se ahorra en el costo de los tratamientos, se reduce la incidencia de muchas enfermedades infecciosas y lógicamente hay una reducción de la mortalidad.
Es sin dudas, la vacunación, uno de los mayores avances de la salud pública mundial.
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